Pensamiento, juicio y llanto

Me siento solo. Ella es un pronombre que he usado demasiadas veces. Ella no responde, me siento solo. Los pensamientos salen de mi cabeza para formar nubes superfluas, poco importantes, que desaparecen al segundo. Las ideas son meros mitos que se forman en mi cabeza. Y mueren en forma de nada. Otra vez. Ella no responde, me siento solo. Aletargado, acurrucado debajo de un árbol muerto pienso, y muero por pensar... otra vez. Ella responde, me siento solo. Las palabras salen de mi boca, formando formas indistinguibles y débiles. Se rompen, no perduran. Quiero ser yo, no me dejan. El juez viene, me mira, no asiente. Ella se va, me siento solo. Sin párpados no puedo cerrar mis ojos. Lo veo todo, no quiero nada. El juez se va, negando, vilmente. Mis manos no dicen nada, mis pensamientos me apuñalan. Quieren salir. Quiero que salgan. Ella me mira, ella no me ve. Los pensamientos salen. Se oxidan, mueren y caen al suelo con una delicadeza febril. No soy yo, soy otro. No sé quién soy. El cielo está oscuro. La noche es bonita. El silencio me gusta. Los pensamientos están calmos. Ella no vuelve. Yo solía ser alegre. Con sonrisa estúpida y carcajada pueril. Los pensamientos jugaban, y yo soñaba. Ella me hablaba, ella sonreía. Los pensamientos, inmóviles, ya no intentan salir. Mueren dentro de mis entrañas. Sus restos pudren mi interior. Quiero llorar. Hace tiempo perdí la capacidad de llorar. Busco algo, no sé el qué. Sé que no lo encuentro, y busco con más ahínco. No hay nada que buscar. La nada me encontrará, si no lo ha hecho. Me encuentro con alguien. Soy yo. Me dice algo que no entiendo. Lloro. Al fin, lloro, y comprendo:

Ella no existe.
Creative Commons License
obra de http://nomegustalaverdura.blogspot.com/ està subjecta a una llicència de Reconeixement-No comercial-Compartir Igual 3.0 Espanya de Creative Commons