Ojo de gato


Una Luna llena y enorme se abre paso en las tinieblas de una noche sin estrellas.
Como un ojo de gato que vigila su entorno, tranquilo, paciente.
Estoy caminando bajo el manto húmedo de una lluvia tranquila, paciente.
Las pequeñas gotas de agua se abalanzan sobre mí, en un acto suicida, para acabar desgranándose y empapando mi ropa y mi oscuro cabello. Y empapado camino sin rumbo, en una de tantas ciudades que he visitado.
Camino en una ciudad desconocido, con la única compañía de la Luna.
Ella nunca me ha dejado. Las personas son tan efímeras... y, en cambio, mirando la Luna, veo la eternidad, fluyendo dentro de mí.
Soy como la Luna, imperecedero, y eterno...
Mil años de penumbra me siguen, y aún sigo en este mundo de mortales.
Mortales que perecen, mirándome, con envidia.
¿Pero no es la envidia lo que siento yo?
La eternidad no es algo ideado para las personas. Cada minuto, cada hora de mi vida, deseo poder quedarme dormido para siempre, poder descansar de este mundo de infelicidades, muerte, odio.
Poder morir en paz es lo que envidio a los mortales. No quiero ver morir a nadie más a mis brazos, no quiero sobrevivir a mis hijos, ni a mis nietos, ni a mis bisnietos. Y, sin embargo, no puedo morir.
La Luna es lo único que consigue tranquilizarme, eterna, inmortal.

Como un ojo de gato que vigila mis pasos, tranquilo, paciente.


PD: Para que después digan que la prosa no es poética. ¡JA!

2 persona(s) gritando:

ReadOnly said...

Muy bonito, sí señor.

Anonymous said...

Uooo, preciós.

Creative Commons License
obra de http://nomegustalaverdura.blogspot.com/ està subjecta a una llicència de Reconeixement-No comercial-Compartir Igual 3.0 Espanya de Creative Commons